UN ÁNGEL PARA MI SOLEDAD: Capítulo I

Cómo se puede comenzar a explicar todo lo que ha acontecido desde un tiempo a esta parte… pero creo que, aunque suene ridículo se debe empezar por el principio…

“Estaba en el metro, sentada tratando de asimilar la muerte de mi único familiar que conocía o sabía que existía: mi madre. Acababa de salir del cementerio, no había derramado ni una sola lágrima cuando supe lo que había temido toda mi vida; quedarme sola. Estaba absorta en mis pensamientos cuando repentinamente un joven alto, de cabello castaño con anteojos, vestido de terno se sentó a mi lado, parecía tener prisa, casi me bota cuando entramos al vagón del metro. Nos bajamos en la misma estación, pero nos separamos al salir a la calle.

Al llegar a mi departamento y ver las cosas, todo en el mismo lugar como las había dejado mi madre, sentí rabia que no estuviera a mi lado y comencé a tirar todo. Cuando me di cuenta de lo que hacía, prendí la televisión y tomé asiento. En ella estaban dando un informativo extra; a la salida del metro se había cometido el asesinato de un joven de unos veinte años, al parecer el móvil fue un asalto.

Cuando terminé de escuchar reaccioné. El joven era el chico del metro, esto me reconfortó un poco, aunque suene sádico, pero me hizo bien saber que alguien más sufriría, no solo yo. Entonces una voz detrás de mí dijo:

– ¿Disfrutas con el dolor ajeno?

– En el fondo no- respondí- ¿y tú? – agregué.

– Ya no, me presento mi nombre es Gustavo. – en aquel momento me percate de que debía estar sola en mi casa. Muy lentamente me volteé y lo vi: era el joven asesinado del que hablaban en las noticias.

– Tú es… estas- dije tartamudeando.

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