Lo esencial es invisible a los ojos- leyó una chica en el libro del Principito de Antoine de Saint-Exupéry. Entonces miró el cielo y pensó: ¿Tengo que ser invisible?- realmente no había entendido el trasfondo de esa oración. En busca de respuestas busco en las bibliotecas la forma de hacerse invisible de verdad, pero no hallaba respuesta alguna. Trato de mimetizarse con el entorno, pero llamaba la atención con todo lo que hacía. Fue en aquel momento que tuvo una brillante idea… y como la noche que se acaba… ella desapareció y con ello ningún ser pudo ver lo que realmente ella valía…