Pensamientos entre pandemia y cuarentena III: La noche y yo.

Nota de Autor: Este escrito fue a pedido de una amiga que tiene una pyme de libretas, pueden seguirla en instagram como: @planiarte_cl

La primera vez que descubres la noche y su inmensidad te quedas petrificado a lo desconocido. Te invade el miedo y no sabes cómo reaccionar. Y es allí cuando tus sentidos se agudizan y puedes por fin, ver lo grande que es su belleza y todo lo que esconde con su manto protector. Te zambulles en la oscuridad del cielo azul, en los sonidos que sólo ella presenta y te das cuenta de la presencia de diferentes seres vivos que se resguardan en su inmensidad. Entonces te enamoras de ella y comprendes, lo que pocos consiguen entender… El misterio de su belleza.

Fin.

Issei

Descubriéndonos (Capítulo 10, Final)

Mientras más pasa el tiempo, Andy se resiste menos a mí, puedo besarlo y tocarlo hasta quedar saciado. El sexo con él es bastante bueno, sin roles definidos y probando lo que a ambos nos gusta.

Quizás somos algo bruscos en el momento de descubrirnos y amarnos. Agotados de tanta actividad, simplemente nos acostamos en la cama y nos dormimos…

  • DIEGO…

Siento la voz de mi madre y luego veo su rostro y las lágrimas afloran. Me coloco una camisa y me incorporo a su lado. Toma sus cosas y sin mirarme me pide que tome todo y me vaya con ella. Era eso o mantenernos vigilados. Mis padres dijeron que estaba enfermo y que se me pasaría. Que luego formaría una familia y me reiría de estar experimentando con hombres. Las discusiones iban y venían y no llegaban a ningún acuerdo. Mis padres simplemente no aceptaban que era homosexual y que amaba a Andy.

Han pasado los años y nada se de Andy. Con Monserrat nos hemos hablado un par de ocasiones y la verdad es que nos hemos vuelto buenos amigos. Pero a pesar de todo sigo extrañándolo demasiado. Mis padres me han dejado marchar porque ya nada pueden hacer para controlarme.

Estando en mi trabajo me llama mi jefe para presentarme a mi nuevo compañero de trabajo.

  • Diego, acá está Andy, acabo de ser trasladado…

Fue lo único que escuché porque al verlo sentí que mi mundo se detenía.

  • Cuanto tiempo sin verte… Como has cambiado, Diego.

Y mirándolo a los ojos pensé: La vida me está dando otra oportunidad.

Fin

Descubriéndonos (Capítulo 9)

Se me hizo eterno el viaje, el torneo no fue lo que esperaba, pero la experiencia ganada todo lo vale. Pero además de todo eso, estaba nervioso, sabía que le debía una respuesta a Andy y realmente quería dársela.

Estando solos en el cuarto me acerqué a él. Es un momento íntimo y especial…

  • Déjame tranquilo – sólo oír esas palabras de su boca me congelaron.

Tomé mis cosas y salí del cuarto, tenía que aclarar mi mente… Mientras camino sin rumbo me encuentro con Monserrat.

  • Monse, te extrañé – dije abrazándola.

Ella me aleja, sonríe falsamente y dice:

  •  Yo también te extrañé.
  • ¿Qué sucede?
  • Nada, sólo quiero estar sola.

Y se aleja dejándome ahí con mil preguntas en mi mente.

Los días siguiente tampoco estuvieron mejores, ambos me evitaban y se evitan entre ellos. No responden mis preguntas y simplemente hacen como que nada está pasando.

Al comenzar la temporada de primavera Monserrat y yo decidimos terminar. En medio del llanto ella me comentó que cuando no estuve me engañó. Y que siente que yo estoy en otro lugar, que ni siquiera intento arreglar las cosas con ella. Me pregunta si estoy enamorado de otra persona. Entre toda su confesión me menciona que se irá con su padre y ya no nos veremos en ningún sentido. Entonces se marcha para no volver jamás.

  • Andy… ¿Tú sabías que Monserrat me había engañado…?
  • Si… Porque fue conmigo – responde sin ningún gesto en su rostro.
  • ¿QUÉ? Pero pensé que nosotros…
  • ¿Realmente siente algo por mi Diego?

Me acerco y lo beso, que le quedé claro que mi amor por él es más grande que mi amor por mi mismo. Y que, aunque él no quiera empezar algo serio conmigo yo estaré esperándolo como él me espero a mí.

Fin Cap.9

Descubriéndonos (Capítulo 8)

*Otra mirada*

Que diego no estuviera, significaría mucho para la relación de Andy y Monserrat. Al anochecer y ya pasado unos días de su ausencia. Ella va al cuarto de Andy.

  • ¿Cómo se encontrará?
  • Supongo que bien – Contesto Andy frente a la pregunta de la chica con un tono de felicidad que era muy extraño en él.

Ella lo observo detenidamente, hasta que él se levanto y de improvisto la besó. Por un instante fue correspondido, hasta que ella lo apartó.

  • Andy, tú tienes claro que estoy con Diego.
  • No te engañes Monserrat, tú me miras, se nota que quieres probarme.

Ella está sonrojada hasta las orejas, no puede negarlo… él vuelve a acercarse, la besa nuevamente y ella no lo rechaza. Va despojándola de sus ropas poco a poco y besa cada rincón que va descubriendo, la piel tersa de ella, lo enciende… Quiere probar más. Sabe que es un paso para no retroceder y realmente no le preocupa. Se zambullen en el placer del momento llegando al orgasmo.

Cuando todo se ha calmado, Andy en silencio de viste y sale de la habitación.

  • Soy un cerdo…

Al regresar a la habitación ella ya no estaba. Pero Andy tiene claro que debe hablar con ella sobre lo sucedido.

  • Andy… Lo de ayer…
  • Fue un error y lo sabemos.
  • Es una broma, tú me buscas y ahora tienes cargo de conciencia…
  • Que quieres que haga, me gusta alguien más. Y pensé que estando contigo se me pasaría… Supongo que…
  • No le diré nada a Diego. Puedes estar tranquilo.


Fin Cap.8

Descubriéndonos (Capítulo 7)

Después del incidente pasaron 3 meses. Andy tuvo muchas conversaciones con el director y la Monse había terminado con Pablo, esto me puso de mejor humor, sin embargo, cada vez que veía a Andy o a la Monse me daban ganas de besarlos. Estando solo en mi pieza me puse a hablar en voz alta… 

– ¿Por qué Andy me hace sentir esto?…   

– Quizás te gusto- dijo una voz detrás de mí.       

– Puede ser, pero la Monse también me hace sentir lo mis… – pero no terminé porque entonces me di cuenta que yo debía estar solo en aquella habitación.   

– Hola- dijo Andy- quieres probar quien te gusta más- agregó para luego besarme abrazándome fuertemente y con pasión. Cuando me soltó su expresión era la de siempre.         

– ¿Yo te gusto? – dije, pero no me contesto- Responde    

– No, solo quiero que decidas- sus palabras no sonaron sinceras- ahora dile a la Monse que te bese y así decides quien te gusta más- agregó y luego se recostó en su cama. Seguí un impulso y me subí sobre él. Andy me miro a los ojos entonces dije:     

– Quiero la verdad, ¿te gusto? – él se levantó y quedamos muy cerca entonces respondió:   

– ¿Tú que crees, Diego?   

– Sí, ¿no es obvio? – dije- pero a mí me gusta la Monse y tú lo sabías.    

– Entonces ve y decide- dijo Andy.    

– Eso haré- y me fui. Llamé a la Monse a su cel y le pedí que nos juntáramos…     

– Acércate a mí- le dije y al tenerla entre mis brazos pude hacerle percibir todo lo que sentía por ella desde hacia años.       

– Diego…    

– Por favor no digas nada           

– No iba a decir “nada”- dijo y al terminar nos reímos- Te quiero- agrego.     

– Y yo ti.         

Luego me fui a mi pieza con la decisión tomada.

– Andy…      

– La elegiste, ¿cierto?       

– Si… lo siento.    

– Te quiero para mí- dijo tomándome de la cintura, yo solo me deje- no tiene por qué tú y yo…- y teniéndome todavía en sus brazos caímos a su cama. – Acéptame – dijo a mi oído muy suavemente. Me sentía muy bien entre sus brazos. Pero entonces reaccione:        

– No- dije saliéndome- pero podemos seguir siendo amigos.    

– esta bien, si es lo que quieres- contesto tomando su libro…    

Por fin había tomado mi decisión, sin embargo, Andy provocaba en mí una gran pasión que no podía controlar, era él en sí, su comportamiento, su cuerpo, todo. Monserrat tampoco se queda atrás, después de mucho tiempo por fin la tenía y sabía que era mía, tengo deseos de sentirla, tocarla y hacerle saber que la amo.

Así paso mayo con muchas emociones. Empezando junio tenia ansias de que comenzara el campeonato, estando con la Monse me relajaba olvidando todo, por el contrario, estar con Andy me pone muy nervioso.

Cierto día Andy comenzó a hacerme masajes para que me relajara. Me saqué la polera, sentí sus frías manos en mi espalda, como tocaba suavemente mi piel, hasta que de improvisto comenzó a besarme la espalda. Los minutos se hicieron eternos. Hasta que me decidí a voltearme y mirarlo a los ojos.

  • No puedo contenerme más- Dije besándolo apasionadamente, llevaba mucho tiempo aguantando mis sentimientos y emociones.

Él se acostó en la cama y estiro sus brazos para que me uniera a su cuerpo. Me coloqué sobre él y comencé a desabrochar su camisa, con besos cortos recorrí su cuerpo. Cuando llegué a los pantalones me detuve. Andy, me miró decepcionado y dijo:

  • A pesar de que estoy preparado, puedo esperar a que estés listo.
  • … ¿En serio?
  • Te doy tu espacio y el tiempo que necesites. Pero el límite para darme una respuesta será al finalizar el torneo.

Lo observe, ahí listo para mí, para tomarlo en mis brazos, sin embargo, sabia que no era el momento. Apartando la vista de sus ojos, me levanté y me fui a la cama.

Por fin llegó el momento de emprender el viaje al torneo, así que me despedí de Andy y Monserrat.

Fin Cap.7

Descubriéndonos (Capítulo 6)

No vería a Monserrat, tenía excursión y la verdad es que me daría mucha pena encontrarme con ella.

En el entrenamiento tampoco estuve mejor…

– ¿Qué pasa Diego, te duele la espalda? – dijo el entrenador.     

– Sí, un poco- mentí.    

– Descansa.     

Me puse a pensar que esto no podía seguir así y una noticia me levanto el ánimo.

– Vengan- llamó el entrenador. Nombró a todos los titulares, entre ellos estaba yo…- y el capitán será Diego, así que mejórate.          

– ¿Por qué?, él entro este año- dijo un chico.             

– Pues… él tiene el mejor ánimo y disposición además de buenas notas que fue lo que el director exigió.                 

– ¡¡¡Sí!!!, Gracias juro que no bajaré mis notas- dije y salí muy alegre. Justo en ese instante me encontré con Monse, al verla no me paso nada al contrario corrí a abrazarla.    

– Adivina, adivina- dije        

– ¿Qué?             

– Soy capitán…      

– ¡Felicidades!, te lo mereces- respondió y me dio un beso en la mejilla.      

– Dame un beso en la boca, deseo besarte- le dije instantáneamente- Es en serio- agregué tomando valor. Ella sonrió se acerco y me beso tiernamente- Gracias- le dije muy alegre.      

– De nada, son dulces tus labios- dijo     

– Y tú sabes dar buenos besos- conteste- ya me tengo que ir…     

– Nos vemos- me contestó        

Al llegar al cuarto me encontré con el director que estaba conversando con Andy.

– Lo siento- dije.      

– No te preocupes, Diego, ya me voy- dijo el director. Andy parecía molesto así que decidí que no debía preguntar lo que ocurría, por su parte él tomó su libro.       

– ¿Qué lees?      

– Que te importa- contesto y siguió con su silenciosa lectura.        

– Sabes… bese a la Monse…    

– ¿¿¿¡¡¡QUÉ!!!??? – gritó      

– Si, pero como amigos         

– Ah, o sea en la mejilla- dijo ya más calmado     

– No, en la boca.      

– ¿Cómo?    

– Así- dije e hice que se parara y que me abrazara justo por esas cosas de la vida me resbalé e hice que nos besáramos. Andy enrojeció completamente y se quedó inmóvil, yo por mi parte me corrí.     

– Lo siento, no fue mi intención, yo solo quería representarlo hasta cierto punto- le dije     

– Lo sé y no importa- dijo tocándose los labios.     

– Mejor durmamos, ¿sí?      

– Si, mejor- me contesto.      

Fin Cap.6

Descubriéndonos (Capítulo 5)

Y así llega marzo. Andy estaba muy concentrado en sus prácticas a pesar de que este año no tendría torneo, por esta razón solo lo veía al estar en el cuarto y en el club de ajedrez.

Para mi gran alegría, la Monse se venido a estudiar al internado, sus padres se habían separado y ella no quería esta con ninguno de los dos, así que decidieron internarla, conversaron con el director, y él accedió solo por el año. Tendría una pieza solo para ella. Una tarde fuimos a dar un paseo y nos acostamos bajo la sombra de un gran árbol.

– Es genial estar contigo, Monse…    

– Lo mismo digo- y me abrazo fuertemente. Entonces nuestras miradas se cruzaron, era mi oportunidad de besarla, pero justo cayó un libro.      

– ¿Andy? – dije               

– Hola Andy- dijo la Monse       

– Lamento molestarlos, no quise escuchar ni interrumpir- dijo bajando del árbol tomando su libro y yéndose.     

– Es un chico genial. ¿No lo crees, Diego? – dijo la Monse.    

– Sí, tienes razón, ¿te hago la movida? – conteste molestándola            

– No, a mí me gusta otro- dijo mirando el piso.      

– Vamos a caminar- dije tomándola de la mano.   

Para los días de visitas no recibía a nadie y la Monse tampoco. Pero Andy recibió una extraña visita… un hombre alto, pálido, de ojos negros, y cabello negro también… al verlo Andy no pudo evitar sonrojarse. Sin que me viera decidí seguirlos…

– Hola, Andy, no has cambiado…   

– ¿Qué quieres, Antonio?, yo no te quiero ver… así que vete- dijo Andy evidentemente molesto.     

– Vengo a eso… a despedirme… lo siento- dijo el joven- Adiós- agrego tristemente… Andy por su parte no contesto. Entonces el joven se alejo rápidamente… luego sopló un leve viento que corrió el mechón de cabello que cubría el ojo derecho de Andy, entonces pude comprobar lo afectado que había quedado con aquella visita; estaba llorando, las lágrimas corrían amargamente por su rostro. Quise acercarme, brindarle mi apoyo, pero me contuve, porque sino él se daría cuenta de que lo había espiando.     

Al llegar a mi habitación Andy se estaba duchando parecía que quería ahogarse ya que nunca salía del baño. Al salir parecía estar bien no hable solo lo mire y continúe con mi tarea.   

– Ponte los lentes- dijo Andy.     

– Ah, gracias- respondí y me los puse.       

Él comenzó a leer, esta vez era el libro “La fuerza de Sheccid”. Con mucho cuidado le pregunte:  

– ¿Estas bien?, te noto algo triste….       

– Es tu imaginación, estoy bien- aseguró Andy.  No conforme con su respuesta lo deje tranquilo. Cuando ya iba por el final de la novela, él comenzó a llorar.

– ¿Estas bien? – dije acercándome.       

– Aléjate, ¿acaso nunca has llorado por el final del libro? – contesto secándose las lágrimas.           

– No, jamás, sé que son ficción- le dije- te dejo solo para que estés tranquilo…- agregué dejándolo solo. La verdad era que aquello era una excusa yo me iría a juntar con Monse.

– Pensé que nunca llegarías- dijo con cierto tono de reproche, Monserrat.      

– Lo siento… es divertido hacerte enojar, ven, caminemos- y la tome de la mano conduciéndola a un árbol.      

– Oye, Pablo… – dijo Monserrat.      

– ¿Pablo?, Soy Diego, ¿lo olvidaste? – dije riendo- ¿quién es?  

– Es… es mi pololo- contesto                     

– ¿Por qué no me contaste?          

– Es que hace una semana me lo pidió y yo acepté- dijo- lamento no haberte dicho- agregó             – No te preocupes, siempre hay algo que uno oculta- dije y luego seguimos conversando.

Al llegar a mi cuarto Andy seguía leyendo. Al verlo me puse a llorar, me acerqué a su cama y lo abracé.

– Suéltame- dijo y al verme la cara agrego- ¿Qué te paso, Diego?            

– Ella esta… esta pololeando- y llore aun más.         

– No te preocupes, estarás bien…- y me abrazó.       

Estuve abrazado a él hasta que me dormí. al despertar estaba solo en la cama.     

– ¡¡¡Andy!!!    

– ¿¡Qué!?- dijo desde el baño.          

– Gracias por lo de anoche… por consolarme                               

– De nada, para eso están los amigos- contesto   

– ¿Me consideras tu amigo?              

–  Sí… ¿y tú a mí?            

– Por supuesto- contesté.                             

Fin Cap. 5

Descubriéndonos (Capítulo 4)

Hasta entonces no me había fijado en un detalle: Andy tenía una pequeña trenza. Me acerqué a su cama y me coloqué sobre él tomándole la trenza.

– Que linda, ¿por qué estas rojo?  

– No hables estupideces y bájate.   

– Buenas noches, querido amigo- le dije molestando, él no contesto parecía molesto.       

A las 3 de la mañana sonó mi cel….

– Andy, contesta, por fa     

– Bueno, Mmmm… aló        

– ¿Diego?      

– No, su compañero de cuarto, ¿quién es?       

– Su amiga, la Monse, ¿y él?       

– Duerme, esta muy cansado….    

– ¿Cuál es tu nombre? 

– Andy y si note molesta que lo mencione estas no son horas de llamar….            

– No quería hablar contigo, antipático- y cortó        

– Él no es para ti…- agregó Andy dejando el teléfono sobre el velador.

Al día siguiente serían las visitas, pero no podría ir a buscar a la Monse.   

– ¿Andy puedes ir?                

– Bueno, ¿A las 3:30 p.m.?     

– Sí, gracias. Trata de cuidarla, nos vemos en el club de Ajedrez.     

– OK…    

Y dieron las 3:30p.m.  

– ¿Monserrat?   

– Sí, tu debes ser Andy, hola…   

– Hola, ¿paseamos?     

Estuvieron mucho rato hablando, al final él se puso a caminar más rápido se hacía tarde para el juego de ajedrez.     

– Sabes, Andy, hemos conversado puras tonteras, eres super reservado con tus sentimientos- dijo la Monse. Él se detuvo y la observo.   

– ¿Acaso es malo ser así? – contesto muy molesto      

– ¡¡¡Diego!!!- ella corrió, nos abrazamos un buen rato.           

– Monserrat me hacías falta- dije sonriendo.          

– Que cursi- dijo Andy sin disimular su expresión- entremos ya va a comenzar- agregó   

Nos sentamos frente a frente Andy y yo, a mi lado estaba la Monse. Jugamos unas 2 Hrs.

– Se me hizo tarde, chao- y se despidió de mí con un beso en la mejilla. Luego se acercó a Andy- Chao, Andy- y le iba a dar el beso, pero…     

– Qu…- Andy no alcanzo a decir nada más porque sus labios se juntaron.       

– Lo… lo siento- dijo Monserrat     

– No importa- dijo Andy que aun estaba algo rojo.    

– Diego cuídate…- y se fue       

Cuando se despidió yo no la miré, ese incidente me molesto.

– Jake mate- dije y me pare yéndome a dar una vuelta. Como nunca estaba molesto porque quería ser yo quien besara primero a la Monse.    

Al legar a mi cuarto Andy no estaba, a mí ya se me había pasado toda la rabia y me puse a dormir.

Cuando desperté Andy estaba en su cama leyendo otro libro titulado “Los asesinatos de la Rue Morgue”    

– ¿Hace mucho llegaste?      

– Sí…- y nos quedamos en silencio por un buen rato, entonces agregó- nadie antes me había ganado en el ajedrez eres bueno y los marcos de tus lentes me gustan…   

– Muchas gracias- conteste        

– Lamento lo de hoy no fue mi intención- dijo Andy mientras leía su libro.   

– No te preocupes, fue solo un error, pero si tú quisieras tener algo con ella yo no me opondría estar en tu derecho, solo te pido que la cuides yo la quiero mucho, demasiado diría yo, harías una linda pareja con ella….    

– Como te lo mencione anteriormente a mí me gusta otra persona- entonces se levanto, me rodeo con sus brazos para tomar mis anteojos que estaban detrás de mí. 

– Permiso quiero verlos- dijo saliendo muy suavemente.            

– Son muy lindos- dije ya que mi ánimo había vuelto- sabes Andy quiero jugar a la verdad- agregué  

– ¿A la verdad?, ¿por qué?…        

– Quiero saber más de ti y eso se me ocurre- conteste.    

– Bueno, pero ¿tengo que responder todo?      

– Sí, mira tengo una botella      

La botella giró y me tocó responder a mí.

– ¿Qué piensas de la relación entre hombres?        

– Pues… los aceptos, pero me incomoda verlos “cariñosos”, por así decirlo- conteste.      

La segunda pregunta también era para mí.

– Continuando con el tema, ¿y si alguien se te declara? – dijo Andy       

– Le preguntaría que me encontró, luego le dejo en claro que me gustan las mujeres- respondí con firmeza.    

Luego le toco responder a Andy.

– Mira yo ya sé la respuesta, pero igual te lo diré: ¿Acaso piensas en declararme tu amor? – dije en tono burlón.   

– No- dijo mirando hacia la pared- yo… digo a mí me gustan las… mujeres- contesto mecánicamente como si se supiera estas palabras de memoria.    

– Sigamos- dije muy animado- ¡Me encanta jugar! – agregué, peor para mi mala suerte me toco responder a mí.  

– ¿Por qué te enviaron aquí? – dijo Andy                           

– Por la sencilla razón de que me arriesgue por ayudar a alguien y por eso me gane muchos enemigos- conteste. Luego la botella 2 veces y le tocó responder a Andy.           

– ¿Por qué terminaste?, cuéntame todo, solo eso.    

– Hace 2 años conocí a una persona 10 años mayor, nuestra relación era secreta, porque mis padres no aceptarían, en ese instante tenía 15, me gustaba mucho, era la primera vez que pololeaba, todo era perfecto hasta que me pidió la llamada prueba de amor, yo me negué y para mi mala suerte mis padres se enteraron y decidieron internarme- termino de decir Andy.             

– ¿Qui…- pero no termine la pregunta por que él me interrumpió           

– No quiero hablar más del tema, ¿OK?              

– Bueno como tú quieras- le dije muy contento.       

– voy a dormir- dijo acostándose y apagando la luz del velador.               

Al día siguiente tenía entrenamiento todo el día y para mi mala suerte me día lumbago.

– Llamen a Andy, sabe dar buenos masajes- dijo el entrenador.         

Andy llego con cara de “me interrumpieron la lectura”               

– ¿Quién tiene lumbago? – y al verme agrego- no podía faltar, ¿tú?            

– Vamos al camarín- le dije y como me pude me levanté, al llegar me acosté en un banco. Andy se puso encima de mí.      

– ¡¡¡¡Ah!!!!- dije cuando puso sus manos frías en mi espalda- ¡ah!, ay… que manos tienes… sigue así…      

– No te expreses así- dijo seriamente Andy.       

Cuando me sentí mejor me di vuelta quedando en una posición bastante incómoda, Andy enrojeció y se quito, yo por mi parte me reí.

– Gracias- dije    

– Eres un torpe, cuídate para que no haya otra vez….      

– Si hay otra vez… para mí genial, lo pase muy bien, eres un buen amigo- conteste…

Fin cap. 4

Descubriéndonos (Capítulo 3)

Todavía me quedaba algo de tiempo antes de que comenzaran las clases, eso me daría una oportunidad para conocerlos a todos un poco. Así que aprovechaba cada instante. 

– ¡¡¡Andrés!!!    

– Diego, hola, ¿cómo estuvo tu primera noche aquí?    

– Bien, dormí de corrido, la verdad quería que me contaras algo más sobre el internado.     

– Con gusto, mira aparte de los clubs están los premios por excelencia académica, se dan por cursos, si no me equivoco Andy es el mejor, creo que es un chico ejemplar responsable, serio, las tiene todas, a excepción de la sociabilidad, no tiene muchos amigos, pero se lleva bien con todos. Bueno, pero continuando, no se permite ningún tipo de perversión…      

– ¿Hay homosexuales? – pregunte automáticamente    

– Quizás, pero no sé, con tantos hombres reunidos de seguro hay alguno gay          

– Seguro, pero eso no es de mi incumbencia, ¿se puede salir?        

– No, y si te arrancas te castigan y en el peor de los casos te echan, depende del estado de ánimo del director.       

– ¿Y las visitas?                  

– Pueden venir solo los miércoles de 3:30 p.m. a 5:30 p.m., puede ser cualquier persona hasta tu polola…     

– Genial, le diré a la Monse, mi mejor amiga- agregué antes de que me preguntara.      

– Sabes, cuando te ríes o sonríes tus ojos no se ven… Y otra cosa; ¿siempre demuestra así tus sentimientos?           

– Sí, siempre he sido así- conteste    

– Eres bastante expresivo, ¿tu signo es sagitario?   

– Sí…    

– Una consulta: ¿Cómo te cayó el Andy? – dijo Andrés            

– Bien, es super serio- conteste   

– Permiso te dejo tengo una reunión, chao        

– Chao, Andrés, y gracias- dije él no contesta solo hace un gesto con la mano. Vi la hora, eran las 2:30 p.m., justo en ese instante recordé que Monserrat se conectaba, así que corriendo fui a la sala de computación y pregunté si me podía conectar, me dijeron que si y como supuse ella estaba conectada.   

– Hola, Monse    

– ¡¡¡Diego!!!, te conectaste que bueno… 

– Si solo por un rato, ¿cuándo empiecen las visitas vendrás? 

– Sí, ¿qué día?        

– Los miércoles, y quiero que solo vengas tú, solo tú…    

–  Pero… y tus papas ¿ellos querrán ir, o no?     

– Ellos me tendrán los fines de semanas, pero igual les avisaré- conteste       

– Si ellos aceptan encantada iré, te lo prometo.      

– Me tengo que desconectar…- no hubo respuesta de su parte- Chao…          

– Espera Diego, ¿tienes cámara? – dijo              

– Si, ¿por?       

– Para que cuando te conectes de nuevo nos podamos ver, chao…- y se desconectó. Apagué mi PC y salí de la sala para dirigirme a mi cuarto a cambiarme de ropa porque me tocaba entrenamiento.

 Cuando me estaba vistiendo me quedé atascado en la polera y no podía salir, en eso llegó el Andy y le pedí ayuda.

Yo estaba acotado en mi cama y él se subió encima mío, porque pude sentir el peso de su cuerpo sobre el mío.

– Listo- dijo y me ayudo a levantarme, él estaba algo agitado porque venía de entrenar- Ten más cuidado para la otra- termino de decir muy serio- las practicas de basket son en 10 min.         

– Gracias, Andy, nos vemos- y al salir le cerré un ojo.   

– Imbécil- dijo muy bajo- ¡oye! Espera, te acompaño para que no te pierdas- agregó tomándome la mano, luego al ver su acto me soltó      

– Bueno, ¿te quedarás?, quédate, ¿Sí?, vamos verás que bien juego.   

– Esta bien pero no te aseguró que te miraré, ese tipo de prácticas me aburre            

– Genial- estábamos saliendo cuando tome su libro- ¿De amor y de Sombra? ¿es bueno?    

– Pásamelo- dijo algo molesto- ya es tarde, vamos….

 Llegamos a tiempo. Andy se sentó a leer. Me saqué el polerón.

– ¿Cuídamelo?, tengo mi cel, si llaman contesta.   

– Bueno, ya vete- me respondió.   

El juego estuco genial, pude lucirme con mis habilidades, aunque me costó un poco porque todos son bastantes buenos.

– El equipo titular lo veremos a comienzos de marzo. Y el campeonato será a partir del 15 de Junio- dijo el entrenador – ya pueden irse… Diego.  

– ¿Si’- sonreí    

– Serás titular y quizás… ya vete         

– Chao, Andy vamos              

– Mm… Ju… juegas bien        

– Ha…  Me viste, te disté cuenta de mis tiros de 3 puntos- le dije emocionado.    

– Sí. Si, vi toda la práctica- me contesto algo aburrido- Oye, mañana hay juegos de ajedrez, ¿irás?            

– Sí, me hace falta penar- dije poniendo pose de pensador. Él siguió caminando y tuve que correr para alcanzarlo.      

– Que feliz eres- dijo Andy        

– Sí, aunque me hace falta la Monse para ser completamente feliz…        

– ¿Ella está en tu corazón?              

– Mi corazón es de ella, aunque no lo sepa. Por fin llegamos. Me voy a duchar, ¿quieres ocupar el baño?…      

– No pasa no más.        

Salí del baño solo con una toalla. Me fijé que Andy me miró de reojo y luego siguió leyendo. Entonces me agaché a recoger la peineta y al levantarme quede desnudo frente a él, Andy se sonrojo.

– ¡¡¡Ups!!!, que soy torpe, ja ja ja               

– Tarado- dijo Andy concentrado en su libro.   

Me puse el boxer amarillo y me senté en la cama.    

– Que llamativo tu boxer- habló Andy     

– Lindos, ¿cierto?            

Fin cap 3.

Descubriéndonos (Capítulo 2)

Comencé a sacar mis cosas y puse en mi velador una foto en donde salía la Monse conmigo. Ella es trigueña, mide 1.68, tiene el pelo largo y castaño, sus ojos son de color turquesa, no hace deportes es una ociosa, sincera y alumna regular. Yo soy 10 cm mas alto que ella, pelo castaño claro, ojos azules, piel clara y uso lentes cuando estudio. Psicológicamente no soy quien para describirme así que diré lo que mi amiga Daniela apunto: “Simpático, sociable, extrovertido, tierno, un poco romántico, para nada celoso, y super inteligente”

Al ver la foto me dieron ganas de salir, peor no lo hice, estaba muy pensativo hasta que Andy si podía cerrar la ventana, me fije en él, debe ser unos 5cm más alto que yo, creo, su cabello es negro azulado, trigueño se nota bastante que practica natación. Quizás como es psicológicamente,

Seguí sacando mis cosas, pero sonó mi cel, era la Monse.

– ¿Cómo llegaste? – fue lo primero que dijo.       

– Bien, pero ahora no puedo hablar, Chao- y corté automáticamente, entonces cuando reaccioné lo primero que me dije fue- ¿Por qué corté? – enseguida me respondí- Andy duermo, no quise despertarlo- y diciendo esto salí de la pieza…

Me fui al patio con la intención de llamar a mi amiga, pero me distraje observando el lugar, había un grupo de chicos conversando y me acerqué.

– Hola, soy Diego.        

– Hola- contestaron a coro, y uno se separó del grupo para hablarme.      

– Soy Andrés, presidente del centro de alumnos, puedo decirte que hay diversos clubs…- pero no siguió por que yo le pregunte:      

– ¿De basket?    

– Sí, y de ajedrez…       

– Genial       

– ¿Tú cenas?, porque ya casi es la hora        

– No- y justo sonó mi cel- Permiso, Hola, lamento haberte cortado.    

– No te preocupes, y ¿cómo es por allá? – la Monse hablaba con algo de tristeza en su voz.      

– Antes de seguir hablando, prométeme que no te pondrás triste y seguirás sonriendo, ¿Sí?     

Ella rió, para mí eso era un si, le conté todo con lujo de detalles, hasta que dijeron que los que no cenaban debían irse a su cuarto.

– Chao, cuídate, Diego…

– Chao, te quiero mucho, Monse. Y al terminar de decir esto corte.      

Al entrar en el cuarto Andy estaba leyendo un libro. Estaba muy cansado y preferí acostarme. Comencé a sacarme la ropa, primero la polera dejando a la luz mis firmes bíceps y pectorales, luego me saqué los pantalones, quedando solo en boxer, y así me metí a la cama. Andy me observo y dijo:

– ¿No te da frío?    

– No, estoy acostumbrado, buenas noches.            

– Mmm…… ¿Por qué no conversamos un rato? – dijo Andy antes de que pudiera cerrar mis ojos.       

– Bueno, primero pregunta tú y luego yo.    

– ¿Quién la chica de la foto? – dijo sin cerrar el libro.      

– Mi mejor amiga- conteste- Aparte de natación, ¿qué haces?          

– Voy al club de ajedrez. ¿Ella te gusta? – dijo. La pregunta me puso incómodo, pero le conteste muy tranquilamente:           

– No, jamás confundiría un lazo de amistad con amor- sonreí          

– Nadie hablo de amor- contesto Andy que seguía leyendo el libro con mucha seriedad.         

– ¿Y tú tienes alguna chica? – consulté.    

– No, hace tiempo tuve un…a pareja, pero terminamos, hace 3 meses, aunque ahora apareció alguien que es de mi gusto- al decir esto cerró el libro y me miró- Buenas noches, Diego- agregó.      

– Hasta mañana- conteste…    

Fin Cap2.