Ha pasado ya la primera semana de licencia de Inari y se nota que está mejor. Se levanta de la cama y hace bromas. Es un chico muy simpático y de trato fácil. Conversamos fluidamente en chino mientras corrige algunas palabras que no puedo pronunciar. Ninguna persona sabe de estos ratos de conversación, ni nada.
- Anaís, siéntate a mi lado, siempre estás lejos. – dice Inari, lo observo en silencio, su actitud y vibra emanan coqueteo.
Que hago ahora, él es tan agradable, tan genial… que voy y me siento a su lado, me muestra fotos de su celular, de lugares en donde ha estado, trabajos que ha hecho y un sinfín de actividades… entonces se detiene y me mira.
- ¿Crees que podríamos agregarnos a Line? – le devuelvo la mirada con sorpresa – Emm… la verdad es que me interesas bastante.
Esto es broma, esto pasa sólo en las historias y películas. El chico guapo y popular se fija en la desamparada, no me puede estar pasando, ¿acaso soy la protagonista?
- ¿Qué dices? – insiste y se acerca más aún.
- No, converso contigo porque me agradas y estamos los dos acá. Pero termina este trabajo y la realidad es que no podemos ser amigos.
Escucho los latidos de su corazón, porque solo hay silencio en la habitación. Se levanta en silencio y se recuesta en la cama.
- Ningún problema. Podemos volver a como estábamos. Puedes retirarte. Quiero estar solo.
Este chico no resiste el rechazo. Pero no es mucho lo que puedo hacer por él. Mientras voy saliendo suena mi celular es Jian, hacia días que no me llamaba porque estaba con mucho trabajo. Mientras contesto escucho muy bajo un “quisiera ser la persona con la que vas a hablar ahora”
Todo vuelve a la normalidad, nada de conversaciones, nada de miradas ni mucho menos contacto físico. Que, si es mejor así, supongo, aunque me siento agotada, intento darme ánimos todos los días.
La rutina es la misma, hasta que me invitan a comer con el staff, compartir y conocer a los actores y todo el personal. No puedo rechazar la oferta, debo cuidar la alimentación de Inari, por lo que me siento a su lado y cuido que todo lo que le sirvan sean alimentos que pueda comer.
Todos comen y beben a destajo, incluso Inari, quien ya tiene el rostro ruborizado por el alcohol. Me hacen una seña para que me lo lleve a la habitación antes de que se ponga peor. Acepta sin reparo y en silencio me sigue… cuando estamos fuera de la vista de todos y él mirando hacia todos lados toma mi mano y camina en silencio. Intento soltarla, pero no me deja. Seguimos en silencio… hasta llegar a su habitación. Sin soltarme, entramos en la pieza. Nos sentamos en el sofá. Me mira y acerca su rostro al mío, me alejo inmediatamente.
- Eeepaaa. Me iré ahora.
- No te gusto ni un poco… hace mucho que no me atraía tanto alguien. Y tú ni luces de hacerme caso alguno.
Suspira y cierra los ojos, esta frustrado y me gusta, pienso que quizás si lo beso una vez me deje tranquila. Quiero besarlo la verdad. Me siento sobre él y tapo con mi mano sus ojos. Le susurro al oído: “esto nunca pasó” y lo beso. Parece un insípido beso de k-drama, hasta que abre su boca y meto mi lengua. Devuelve el beso un poco nervioso, pero sigue el ritmo. Siento el calor en mis mejillas y en su rostro. Sé que si continuamos así tendremos sexo, porque he comprobado que hay química y que nuestros cuerpos responden bien al del otro.
Me detengo en seco y me pongo de pie. Arreglo mi ropa y salgo de la habitación sin mirarlo. Mañana me arrepentiré de esto. Lo sé…
Fin Cap.4