Marc siguió recibiendo llamadas anónimas, trató de averiguar quién era, pero no consiguió resultados, además no entendía de que tenía que cuidarse.
Cierto día en casa de Sofía sonó el cel de Marc, ella contesto, pero no respondieron.
– Te llamaron, pero no contestaron- le dijo ella a Marc.
– Seguro era equivocado
– Sí, es lo más probable.
Javier viendo que Agustina no daba su brazo a torcer decidió que tenía que buscar la forma de pasar el tiempo en sus ratos libres y se puso a pololear, lo primero que hizo fue presentársela a Agustina, ya que muy en el fondo el esperaba que ella se pusiera celosa, pero esto en ella no tuvo efecto alguno.
Ya quedaba un mes para que se terminara el año y a Sofía la comenzaron a apurar.
– Mañana a la hora de almuerzo, ¿te parece?, debes traer la plata- dijo Sofía
– Mañana- respondió la chica.
Al otro día Marc recibió un mensaje que decía “DESTRUIR”, pero él muy inocente pensó que era una broma. A la hora de almuerzo Sofía estaba muy nerviosa, cuando vio a su amiga comenzó a hablar.
– Marc, te tengo que confesar algo- comenzó a decir muy indiferente- recuerdas cuando en la fiesta de bienvenida te dije que contigo ganaría mucho…- se detuvo, todos estaban muy atentos incluso Agustina que había ido para hablar con Javier, inspiró y prosiguió- pues gane y mucho. Ahora es el momento de que terminemos.
– ¿Por qué?, si has ganado tanto conmigo, no crees que deberíamos seguir juntos- dijo Marc.
– No seas idiota, no hablo de ganar cariño, si no que dinero- Marc pareció confundido y no podía hablar- seré más específica, aposté cierta cantidad de dinero para que estuviéramos juntos y luego termináramos. Agradezco tu colaboración, “Amorcito”.
Con mucha dificultad Marc dijo:
– ¿Cu… cuánto valgo?
Sofía no respondió muy en el fondo se estaba arrepintiendo de todo lo dicho. Marc sin mirar a nadie se levantó y se fue. Agustina tuvo que ser detenida porque al escuchar todo eso dijo que le iba a ir a pegar.
– No me detengan, que venga esa…esa, te vendes, eso es ser una PUTA.
Sofía recibió un cheque y se fue. Luego de calmarse Agustina trató de ubicar a su hermano, pero no tuvo resultado.
– Javier, él no se lo merece, no él.
– Lo sé, Agus, pero ¿qué podemos hacer? – dijo Javier.
Marc no llego a casa. Todos estaban muy preocupados. – Sofía por su lado quería estar contenta, pero algo no se lo permitía.
Él solo apareció para los exámenes, tenía un cambio, se había cortado el pelo ya no lo tenía con rastas, al único que saludo fue a Javier, aunque se veía bien estaba destrozado y triste y su mayor inquietud era saber por qué a él le paso eso.
Cuando su hermana lo vio quedo atónita.
– ¿Cómo estás?
– Bien, ¿por qué iba a estar mal? – contesto Marc
– Soy tu hermana te conozco lo suficiente como para saber que estas más raro de lo común.
– Las tonteras que dices, acaso tú crees que yo de verdad quería a la Sofía, pues te equivocas.
– Bueno, no hablemos más y pasa a ver a la mamá que estaba muy preocupada.
Mientras tanto Sofía estaba tomando una decisión radical.
Sonó el timbre y la Agustina abrió era Javier.
– Hola, Agus
– Hola, pasa ya llamó a mi hermano.
Marc bajo y se pusieron a conversar de cómo les había ido a ellos en las pruebas.
– Claro, ahora ustedes se relajan y yo que tengo que dar las pruebas para entrar.- dijo Agustina
– De que te preocupas tú eres inteligente- dijo Javier
– Gracias- le contesto ella.
Volvieron a tocar el timbre y Agustina fue a abrir. Era Sofía.
– No te quiero aquí, ándate- y cerró la puerta sin dejarla hablar.
– ¿Quién era? – pregunto Marc.
– Cabros chicos que juegan al ring ring raja.
– Genial- dijeron Marc y Javier.
Fin Cap. 4.