Internada (Capítulo 7)

Cierto día recibí una llamada del Benja. 

– Querida primita, Hola- dijo     

-¡Benja! Qué bueno escucharte, ¿cómo estás?

– Bien, super bien- su voz era distinta, en los años transcurridos había cambiado un poco.  

Nuestra conversación duro 2 horas luego  nos despedimos y dijo que me estaría llamado. Cambiando el tema cierto día llego el Bruno con su polola, llamada Fabiola, la típica niñita, rubia de ojos celestes. Cuando estuvimos solos le dije:

– ¿cómo que tu polola?   

– Sí, es linda ¿cierto?      

– No me puede gustar, soy mujer ¿recuerdas?- le dije molesta      

– Eso lo sé muy bien- respondió       

– ¿De qué hablas?            

– De nada- y se fue porque tenía que ir a buscar a su maldita hueca, quiera decir, Novia, no sabía porque me molestaba tanto. Tarde unos cuantos meses en darme cuenta de que amaba a Bruno y lo que sentía eran celos, pero me di la misión de olvidar lo que sentía. Una tarde me encontré  a Bruno solo.

– hola, ¿y tu novia?

– Terminamos- respondió        

– ¿En serio?- una diminuta esperanza surgió en mi      

– Bueno la verdad ella termino conmigo        

– ¿Quieres que te consuele?- comente      

Él estaba sentado y yo de pie, entonces se levantó, me miro y dijo:

– De verdad, entonces abrázame, estoy tiste- él no hablaba en serio me estaba agarrando para el web. Me puse seria y le dije lo que había jurado tratar de olvidar.

– Sabes, yo te amo     

– ¿Qué tú qué?- pregunto impresionado por la declaración.    

– No seas sordo, quieres, y lo que te dije fue que te amo..  

– Pues……    

No lo deje terminar porque me puse en las puntas de los pies y lo bese, antes de que me arrepintiera. Luego de esto nos pusimos a pololear, también llego el Benja y el Eduardo con su Sra., ambos estaban contentos de que el Bruno y yo fuéramos novios.

Para mi cumpleaños el Benja me regalo libros raros, el Eduardo ropa, pero estaba triste porque Bruno no apareció. Luego a la noche sentí una armónica salí y lo vi con un gran ramillete de rosas negras.

– Representa que siempre serás mía, ¿puedo pasar?- dijo       

– Claro- respondí

Fue la noche más maravillosa que he tenido, Bruno es tan tierno y delicado. Cuando despertamos, él me dijo:

– ¿Te gustaría despertar así conmigo por el resto de tu vida?           

– Obvio- respondí feliz         

Estaba terminando el año cuando empezamos arreglar los detalles para casarnos.

– ¿Te casaras de blanco?- inquirió el Benja            

– ¿Insinúas que no soy virgen?           

– No yo no he dicho eso- respondió riendo.        

Al Benja le había salido todo bien; salud, estudios, amor, pololea con una extranjera. El Eduardo estaba feliz porque será padre.

El día de la boda estaba feliz, solo lamentaba que mis padres no estuvieran, ni tampoco mi abuela.

Él me esperaba en el altar elegante, cuando llegue a su lado sonrío y me tomo la mano. Todo fue como una película romántica, por fin era su esposa y él mi marido, entonces…           

Una voz dijo:

– Solo estarán juntos hasta que la muerte los separe, ¿No querida amiga?- era Lena y sacó un arma- no se muevan.         

– ¿Por qué, Lena?- pregunte                

– Él no puede ser tuyo, así que tú morirás, él es mío- y disparo hacia mi corazón, pero…..              

– ¿Qué hiciste?- dijimos Lena y yo, el disparo lo recibo Bruno en su corazón, no se salvaría.               

– Si él muere yo también- y sin decir más se suicidó, Lena.               

Fin cap. 7

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