Mientras más pasa el tiempo, Andy se resiste menos a mí, puedo besarlo y tocarlo hasta quedar saciado. El sexo con él es bastante bueno, sin roles definidos y probando lo que a ambos nos gusta.
Quizás somos algo bruscos en el momento de descubrirnos y amarnos. Agotados de tanta actividad, simplemente nos acostamos en la cama y nos dormimos…
- DIEGO…
Siento la voz de mi madre y luego veo su rostro y las lágrimas afloran. Me coloco una camisa y me incorporo a su lado. Toma sus cosas y sin mirarme me pide que tome todo y me vaya con ella. Era eso o mantenernos vigilados. Mis padres dijeron que estaba enfermo y que se me pasaría. Que luego formaría una familia y me reiría de estar experimentando con hombres. Las discusiones iban y venían y no llegaban a ningún acuerdo. Mis padres simplemente no aceptaban que era homosexual y que amaba a Andy.
Han pasado los años y nada se de Andy. Con Monserrat nos hemos hablado un par de ocasiones y la verdad es que nos hemos vuelto buenos amigos. Pero a pesar de todo sigo extrañándolo demasiado. Mis padres me han dejado marchar porque ya nada pueden hacer para controlarme.
Estando en mi trabajo me llama mi jefe para presentarme a mi nuevo compañero de trabajo.
- Diego, acá está Andy, acabo de ser trasladado…
Fue lo único que escuché porque al verlo sentí que mi mundo se detenía.
- Cuanto tiempo sin verte… Como has cambiado, Diego.
Y mirándolo a los ojos pensé: La vida me está dando otra oportunidad.
Fin